
Desde la más remota antigüedad, la historia del ser humano es también la de la búsqueda de los medios necesarios para multiplicar el rendimiento del esfuerzo físico. Ese empeño por aliviar las cada vez más complejas tareas a las que se veía abocado, y que constituye uno de los alicientes fundamentales de la civilización, supuso dominar el medio y aprovechar la energía natural que este le brindaba. Bajo este impulso se fabricaron las primeras herramientas, se domesticaron los animales y, en un estudio más avanzado se crearon las maquinas. Las invenciones de la rueda hidráulica primero y del molino de viento siglos más tarde ejemplifican los primeros intentos de aprovechamiento racional de la energía natural.
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